viernes, 12 de febrero de 2010

Cianuro.

El cianuro es el más conocido de los venenos. Actúa sobre las células de los centros respiratorios, quitándoles el oxígeno. Así, provoca parálisis respiratoria, convulsiones y midriasis, que es el aumento del diámetro de la pupila. Es decir que provoca una muerte horrible. La píldora de cianuro tiene reservado un lugar en la historia trágica de nuestro país. Antes de caer en manos de los feroces "grupos de tareas" de la dictadura en los 70, muchos de los integrantes de las formaciones guerrilleras -sobre todo de Montoneros- preferían tragarla. La llevaban encima para suicidarse de ese modo ante el peligro cierto de caer prisioneros. La ingestión de cianuro en dosis mínimas -50 miligramos, por ejemplo- resulta fatal. Solo a título de comparación: un sobre de azúcar de los que se sirven en los bares para echarle al café tiene 10 gramos. Las crónicas policiales se gastaron en descripciones de Yiya Murano, conocida como "la envenenadora de Monserrat", que echaba dosis ínfimas de cianuro en el té o las tortas con los que invitaba a sus amigas, para asesinarlas. El cianuro suele oler a almendras amargas. Pero no sucede siempre ni todas las personas pueden detectarlo. Bien utilizada, la sustancia puede servir a diversos fines. Se utiliza cianuro en las industrias papelera, textil, minera y del plástico. Se lo encuentra en los poliuretanos. En ese caso, si el material se quema, libera ácido cianhidríco, que es fatal para el ser humano. Es lo que sucedió en el boliche de Cromañón, donde a fines de 2004 murieron casi 200 jóvenes. Yo quiero 50 miligramos de eso. Toma papi, te hice un tecito ^^.

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